Transformar el modelo agroalimentario

La agricultura industrial no va más: padecemos sus consecuencias de manera directa, el modelo del agronegocio es profundamente concentrador e insostenible. La contaminación generada por este modelo llega a nuestros platos, mata a nuestros suelos y aguas. No nos alimenta.

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Decimos que la agricultura industrial no va más porque padecemos sus consecuencias de manera directa. Lo vivimos diariamente y sufrimos los daños que ha causado en nuestras familias, desde que la promesa del progreso basado en el uso de agroquímicos provenientes de la industria petroquímica invadió las quintas. Decimos que el modelo del agronegocio no va más porque es profundamente concentrador e insostenible.

Hace demasiado tiempo que la aplicación de productos tóxicos y contaminantes y la concentración de la tierra son dos de los problemas más graves que padecemos como sociedad, en el campo y en la ciudad. La contaminación generada por este modelo llega a nuestros platos, mata a nuestros suelos y aguas. No nos alimenta. Enriquece mucho a muy pocos, nos empobrece y desarraiga. Ningún futuro deseable va a venir de ahí y las evidencias son cada vez más contundentes. 1

El agronegocio prometió alimentos para el mundo en base a la aplicación de agrotóxicos asociados a semillas modificadas genéticamente para soportarlos; el famoso “paquete tecnológico” que controlan un puñado de empresas transnacionales. ¿El resultado? Un modelo que desplaza a la agricultura de la función sociocultural que le dio origen: producir alimentos sanos, trabajo y comunidad. El caso más emblemático de este modelo es la producción a gran escala de la soja transgénica. A partir de 1996, se abrieron las puertas del país a la soja RR de Monsanto.

La resistencia al glifosato prometía mejores rindes sin plagas. Además, mediante la siembra directa, el paquete ofrecía resultados milagrosos para los pooles de siembra que acumulan millones de hectáreas de desierto verde fumigado, desplazando a comunidades campesinas e indígenas y enfermando a las poblaciones.

Desierto verde porque el suelo y las aguas se infectan y, además, la proporción trabajo/hectárea es de 1,6 horas por hectárea de soja ¡en el año! 2 Esto genera migraciones de gente expulsada del campo en un país en el que 40,9% de la población vive por debajo de la línea de la pobreza 3 y donde el 92% de la población se concentra en las grandes ciudades. 4

La promesa de los milagros de la agricultura industrializada llegó a nuestras quintas con el paquete tecnológico bajo el brazo. Sin acceder a tierra propia y presionadas/os por exigencias de la comercialización concentrada, para costear los arriendos y generar ingresos, nos vimos obligadas/os a recurrir a métodos de producción que requieren la compra de muchos insumos químicos externos, insumos caros que también utilizan los grandes productores del agronegocio y que resultan perjudiciales, no solo para el ambiente, sino también para nuestra salud, la de consumidores/as y de las poblaciones aledañas.

Nos dimos cuenta del engaño, no queremos contaminar(nos) más y estar siempre endeudadas/os: por eso, ¡bienvenida la agroecología!

1 https://agenciatierraviva.com.ar/duro-cuestionamiento-de-naciones-unidas-al-agronegocio/
2 https://www.elcohetealaluna.com/cuanto-gana-un-sojero/
3 https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel3-Tema-4-46
4 Diagnóstico sobre ciudades y desarrollo urbano – Argentina 2030, Jefatura de Gabinete de
Ministros de la Nación.