Colonia 28 de noviembre – San Vicente, Buenos Aires
Las Colonias de la UTT en la lente de Pablo Piovano
Las fotos de Pablo Piovano que retrataban el “costo humano de los agrotóxicos” dieron la vuelta al mundo. Su mirada, sus relatos, le ponen rostro y claridad a las consecuencias de un modelo de agronegocios cada vez más dañino para las personas, los animales y los bienes comunes. Pablo fue invitado a conocer y retratar algo de lo que construimos hace años a través de nuestras Colonias Agroecológicas, un proyecto real que (nos) da esperanzas ante un panorama tan drástico. Este es el resultado, pasen y vean.

Omar Torres tiene 60 años y mucho cuidado y amor cuando manipula a los animales y a la tierra. “El campo es como una vaca lechera, la llenás y te dura 3 años, si no dejás descansar al campo le pasa lo mismo”. La que se maquilla es su hija Camila Torres, justo se preparaban para ir a una fiesta familiar.

Corrales, ranchos, postes de luz, caminos de tierra, muchos animales, plantas y un par de countries de fondo forman parte del paisaje en estas tierras comunitarias de la UTT de San Vicente.

Andrea Chamorro tiene 5 hijos con quienes trabajan chanchos, gallinas, terneros, ovejas y caballos. Producen quesos, leche, dulce de leche y venden carnes en ferias, supermercados y carnicerías. Además tienen una huerta para autoconsumo. Antes trabajaba en un supermercado: “Ahora estamos mucho mejor, no tengo que pagar el alquiler y puedo tener más animales en mi tierra”.

Siempre hay momento para el descanso. Aquí no hay patrones, cada familia autogestiona su desarrollo productivo y coordinan proyectos colectivos para trabajar en la colonia.

Camino se hace al andar, así van construyendo su destino hace más de 5 años las familias ganaderas de la Colonia 28 de noviembre de San Vicente.

Es su cumple y Ramón Madariaga anda preparando algo para recibir a la familia en su chacra.

A Valeria Sotelo le gustan mucho los chanchos “porque no te reniegan, les das un espacio y comida y no se escapan”. “No tenía idea de esto, aprendí todo acá”. Con su pareja Omar ya tienen un silo y están armando su propia fábrica de alimentos para la ganadería.

El pájaro descansa en un campo donde la tierra es para quien la trabaja. Sólo unos metros al costado se encontrará con barrios cerrados donde la tierra es sólo para quien la compra.

Oscar Acosta vende chanchos a vecinxs y es casero de un criadero de perros. Es de lxs que creen que “acá de hambre no te vas a morir nunca”.

Una escena cotidiana de la colonia donde viven unas 7 familias pequeño productoras y ganaderas. Katheriné Caro ayuda en la granja familiar: mantener los corrales, dar de comer a la mañana y a la tarde. Mientras tanto, resuelve tareas de la escuela a distancia. Integra el grupo de Jóvenes Trabajadorxs de la Tierra (San Vicente) con quienes viene armando un vivero de plantas medicinales y un taller de carpintería.

Lautaro Caro tiene 16 años y es amigo de los caballos. Está estudiando en una escuela agraria de Cañuelas para recibirse de técnico agrónomo y poder seguir laburando en el campo con nuevos conocimientos.

Francisco Alarcón dice feliz que él no necesita más que este pedazo de tierra. Vende pollos y lechones, antes no tenía tierra propia para producir ni para vivir.

La casita está en las 2Ha comunitarias y es la sede de la colonia que acobija a lxs productorxs cuando se reúnen para definir proyectos colectivos. De fondo se ve el Barrio Privado Cruz del Sur, “nos piden que matemos las liebres y nutrias porque se pasan el alambrado”, cuentan sorprendidxs lxs productorxs ganaderxs.