Por Nahuel Levaggi, coordinador nacional de la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Tierra
A más de una semana de la reunión que mantuvimos con el presidente Alberto Fernández, empezamos a madurar algunas reflexiones y conclusiones sobre ese encuentro, del que nos fuimos con la convicción de que hay que seguir avanzando.
El Presidente nos escuchó de manera atenta y amena. En todo momento nuestro planteo fue el de construir otro modelo para el campo. Hay una necesidad cada vez más evidente de que el acceso a alimentos sanos a precios bajos es una demanda que la sociedad argentina tomó como bandera.
Por supuesto, como presidente del Mercado Central, me referí al precio de las frutas y las verduras, un tema que este verano dominó canales de televisión y radio y charlas en las veredas. ¿Qué le dije? Algo que el Presidente sabe y comparte: para controlar esos precios tenemos que descalzarlos del dólar y de ese paquete dolarizado al que están atados muchos productores y productoras del país, no solo en su trabajo cotidiano.
¿Cómo desmontamos todo ese armado que ya viene desde hace años? Primero, avanzando con la producción agroecológica. Y no se debe únicamente por la salud de los consumidores y de la tierra cultivada: se debe, también, casi por una cuestión de supervivencia económica. Salir de ese circuito implicaría bajar los costos de producción y, por ende, bajar los precios en verdulerías, fruterías y mercados de todo el país. Pero también debemos planificar la producción.
Tenemos la necesidad como país de construir otro sujeto agrario. Y ese sujeto debe estar cimentado en las pequeñas y medianas cooperativas de producción agroindustrial. Lo expresó Juan Manuel Rossi, presidente de FECOFE, la Federación de Cooperativas Federadas que representa a decenas de cooperativas agroalimentarias de varias regiones de Argentina. Juan Manuel, quien participó de la reunión junto a nosotros y al Movimiento Nacional Campesino Indígena – Somos Tierra, le dijo a Alberto que hay que tener una mejor comunicación para ese campo medio de la Pampa húmeda.
El presidente está convencido de que debe ser así. Como también está convencido de que la ley de acceso a la tierra aportará soluciones a miles de familias productoras de alimentos.
Si bien no fue un encuentro de gestión, sirvió para trazar una radiografía y empezar a mejorar algunos aspectos centrales en la producción de alimentos. En ese sentido, la construcción de una empresa pública para comercializar alimentos y competir con las grandes cadenas podría aportar soluciones, más en el contexto de la crisis por la pandemia y del plan Argentina contra el Hambre.
Estamos en una etapa propositiva y declamativa. Ahora debemos pasar a otro estadio y asignarle presupuesto para concretar esas ideas que mejorarán las condiciones tanto de productores como de consumidores.
Al final de la reunión, pusimos arriba de la mesa no una serie de exigencias, como hacen otros sectores, sino algunos productos elaborados por nuestro sector: quesos, dulces, leche en polvo, harinas, frutas y verduras. “Nosotros hablamos desde acá”, le dijimos.
Alberto vio lo que producimos. Pero sobre todo, escuchó lo que necesitamos para que esos productos lleguen cada vez a más personas que los necesitan.