Por una Alimentación Sana Segura y Soberana

Este recetario nace inspirado en la calle, entre verdurazos y donaciones para comedores
comunitarios, avanzado el otoño de 2020, en plena cuarentena por la pandemia del Covid 19.
Justo cuando se destapa la olla de sabernos ante una Argentina, en donde familias, hombres,
mujeres, no binaries, niñas, niñes y niños no tienen la posibilidad de soñar con un futuro más
lejano que el almuerzo del día siguiente, que se cocinará en alguna calle, en algún comedor, en
una olla grande con todo lo que se pueda conseguir. Cada plato de comida, cada fila en la calle
para recibirlo, evidencian desigualdades estructurales, que sucesivos gobiernos no resolvieron y
que la última gestión neoliberal, empeoró drásticamente. Salud y Alimentación se transformaron
en una cuestión de privilegios. El problema del hambre no es nuevo y el de la organización en los
territorios para dar respuesta tampoco. Y así lo muestra toda una tradición de solidaridad,
participación y organización que en plena crisis económica, agudizada por los efectos de la
pandemia, se activó para dar un plato de comida a aquellxs que más lo necesitan. Al problema
del hambre se le suma el problema de la malnutrición. Ambas pandemias producto del mismo
sistema: Un sistema agroalimentario basado en la producción de commodities para la
exportación, alimentos producidos con agrotóxicos y una cadena de comercialización ligada a las
grandes corporaciones supermercadistas. Todo un sistema monopolizado por un puñado de
empresas transnacionales produciendo comida que no alimenta, comida que enferma, comida
que justamente va a parar a los sectores más desprotegidos. Empleando millonadas de dinero
en sus estrategias de marketing secuestraron nuestra cultura alimentaria, nuestra rica
identidad como pueblos latinoamericanos. Convirtieron la producción y el consumo de alimentos,
la verdadera base de la vida y las culturas, en una mercancía y en uno de los mayores
problemas de salud de las personas. Enfermedades como diabetes, hipertensión, obesidad,
cardiovasculares, cáncer, dejaron más vulnerables a las poblaciones frente a este virus. Las
hermosas y fuertes mujeres que pagaron con su vida estar en la primera línea de socorro en los
barrios más vulnerables frente a esta pandemia lo demuestran. A ellas, las Ramonas, les va
dedicado este trabajo. Proponemos que en esta Argentina de las ollas y los comedores,
reclamemos alimentos sí, pero alimentos Sanos, Seguros y Soberanos. Tenemos que levantar la
bandera del derecho a comer bien, rico, saludable, directo de las manos de campesinos y
campesinas, verdaderos productores de alimento. La Soberanía Alimentaria tiene que ser una
consigna que nos englobe a todos y todas.

 

La Red De Comedores por la Alimentacion Soberana

En este marco, hacia mayo de 2020 la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) decide tomar
cartas en el asunto y lanza la propuesta de articular la Red de Comedores por una Alimentación
Soberana, con el fin de unir a pequeños productores y productoras con organizaciones sociales,
y que a través de su trabajo hace posible que a los sectores populares les lleguen alimentos
frescos, saludables y a bajos precios. Esta red, totalmente transversal, rápidamente fue
creciendo, y al poco tiempo ya contaba con las voluntades de más de 170 organizaciones
sociales que realizan asistencia alimentaria a mas de 50 mil familias de CABA y Conurbano
Bonaerense, que ven la importancia de poder brindar un alimento sano, que no sólo sacie el
hambre, también nutra un proyecto de transformación y emancipación social con eje en el
derecho al Buen Vivir. Así es como pudimos reconectar nuestras luchas, las del campo que
trabaja la tierra y las de la ciudad. Unimos la consigna de “Tierra para el que la Trabaja”, con “El
Hambre Es un Crimen”.

 

 

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